jueves, 27 de agosto de 2009
Especial Loopoesia en el Elèctric: Primera parte
Aunque no lo parezca, los loopoetas también vamos de vacaciones. Jean Martin está en Portobello con algunas amigas empeñadas en besarle quitándole la máscara; El anónimo toledano circula por el Congo Belga con tigresas en celo después de unos días en el Alcázar de su localidad natal; Bettina Diamond pulula balam bam bu por Madeira con un grupo de animadores brasileños contratados para la ocasión, es lo que tiene ser ricos y famosos y pedir los 420 euros de paro al gobierno para pagar nuestras multas municipales de Babilonia. ¡Hemos vuelto! Y como regalo de retorno no podemos sino agradecer vuestra generosidad con las crónicas populares de nuestro show del bar elèctric. Sólo una recibimos y sólo una publicamos, es lo que hay, por lo que ahora llega nuestro turno como siempre hacemos.
Primera parte ( prolegómenos y Balada del delineante)
Llegamos a las ocho y media al local; Neill Higgins quiere renegar de su nacionalidad británica y cruzó el umbral de la puerta a las nueve menos cuarto para desafiar la famosa puntualidad isleña. Fuimos al escenario, un poco más pequeño de lo que esperábamos, entre otras cosas porque preveíamos, y así fue, una noche con mucho público, algunos se quedaron fuera. Iniciamos el proceso. Inflar los globos, colocar a las queridas piernas Chèrie y Glory, buscar ubicaciones para la mesa de mezclas, probar los micrófonos, comprobar la solvencia de los pies de micro, hacer un poco el chorra cantando para afinar la voz. Luego llegaron los chicos de Canal-L y hablamos con ellos para su entrevista y preparar bien la filmación. Lo hicieron estupendamente y desde aquí les mandamos un abrazo y un saludo a la espera de ver las imágenes, ¡estamos impacientes! Pasaba el tiempo y, siempre ocurre lo mismo, no llegaba ni Jesucristo. No problem. Nos vestimos, dimos las justas indicaciones a la debutante Bettina Diamond y escuchamos las nuevas composiciones del maestro Higgins mientras Jean Martin tocaba el piano en plan poseído sintiéndose Paul McCartney en 1985 del Band on the run, un temazo. A medida que se acercaba la hora cumbre la gente nos saluda, corrieron abrazos, sudores y resfriados. ¡Sed puntuales! Os aguardamos con amor, porque Loopoesía es eso, pero la puntualidad ayuda al normal desarrollo del show, donde siempre hay imprevistos técnicos, así que no queremos más. Ready, Steady, go!
Anónimo toledano: Puse mi música para La balada del delineante de Jordi. Un sonido de angustia, electrónico y circense. Era un reto ampliar la actuación más de veinte minutos y temía que se hiciera larga. El público se movía expectante.
Jean Martin du Bruit: Y servidor en las escaleras a la espera del pistoletazo de salida. Hacía un calor de mil demonios y ya lo visteis, perdí 3 quilos, 3 a lo largo de la actuación. Salí a la pequeña gran escena y grité a Carmen. Por fin alguien se sintió aludida porque entre el público tuvimos el honor de tener a la poeta Carmen Moreno. Empecé a escribir mi poesía automática moviendo el esqueleto feliz. Bailé con el pony loopoético, un amor.
Anónimo toledano: La música y los globos conferían al espacio un ambiente de fiesta, como un circo en miniatura. Cada globo tenía un lema o algo alusivo a Loopoesia. El único que faltó a la cita fue Aleister Crowley, la culpa fue del celo.
Jean Martin du Bruit: Dicen que los perros comen caviar desde que me expulsaste de nuestra hipoteca porque en el Plus pasaban un documental de Penélope Cruz. La primera parte pasó volando, no percibí temor pese al sonido estridente, estaban atentos, impacientes y un poco intentando comprender mis gritos, los movimientos y la puesta en escena, con la muñeca fascista en la mesa de boticario donde mi querido anónimo mezclaba y se exaltaba con su creación. Íbamos como una seda, maravilla de maravillas, tiempo congelado activo que avanzaba y nos preparaba para la apoteosis del interludio.
Anónimo toledano: Más bien tendrías que hablar de primera apoteosis, o segunda porque la parte de la balada también lo es, aunque creo que en esta ocasión sirvió como intro, con lo que logramos nuestro objetivo de ir in crescendo.
Jean Martin du Bruit: Luego dicen que la música amansa a las fieras, ¡y una polla en vinagre! Eso es imposible si quien la genera es un tigre toledano.
Anónimo toledano: Como la seda. Fuimos en avión, desafiamos la velocidad del sonido, nos adentramos en campos de fútbol y circulamos por un sinfín de no lugares hasta el estallido final de siempre habrá lugares que el ser humano no ha pisado, or something like that.
Jean Martin du Bruit: Diez minutos después de entonar los tambores de guerra, se hizo un breve silencio y el interludio explotó. Por cierto, perdí el rotulador. Perdonen, lo tenía entre los pies pero no me di cuenta, te das cuen?
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