domingo, 27 de febrero de 2011

Crónica del show loopoético en el Macondo, sábado 26 de febrero de 2011




Volvimos a perpetrar el crimen en el Macondo, lugar de muchas alegrías loopoéticas, entre ellas la misa, un momento muy especial que nos hermana con este local del Guinardó casi de por vida. Nos hacía ilusión retornar y crecer con el nuevo espectáculo. Era sábado, hacía frío y el único miedo estaba en el sempiterno Barça al que dedicamos poemas en nuestros ratos libros. Ayer, 26 de febrero, llegamos pronto al local. Daniel Jándula y Albert Folk querían filmarnos para un nuevo blog y nosotros les recibimos encantados, contando el proyecto, controlando el espacio del garito para la actuación y charlando de los dos años transcurridos con la vista puesta en el futuro.




El Macondo es un espacio pequeño, y eso naturalmente provoca cambiar un poco la manera de moverse. Debíamos ser concisos, pero muy expresivos porque la imposibilidad de poner nuestras queridas proyecciones restaba un poco de impacto visual, algo que solucionamos con entrega y muchísima concentración.
Iba pasando el tiempo. Gol de Messi, en Verdaguer. Gol de Villa. Gol de Pedro. Triple pitido. Esperamos. Llegaba la gente. Pusimos la sintonía de Loopoesía es amor, se cerraron las luces y Jean Martin, de estricto rojo y amarillo, dio la bienvenida, se comedió en sus palabras y caminó hacia la cabina del Dj para accionar la música. Can you take me back where I came from, can you take me baaaack? Eso decía el negro, deseoso de volver a casa incluso antes de comenzar a narrar su historia. Color verde, un esqueleto colgando del techo. Cuenta atrás. Pónganse en marcha. Una explosión. Lola Farigola bailaba llevando los objetos del fondo a la platea. Cerdos. Piernas. Regalos. Corazones. Confeti. Un botiquín perfecto. Cabezas policromas. Un monopatín. Gorros parisinos. Una muñeca verde. Un palo nada pristino, más bien Cristina. Los elementos iban llegando, la melodía sonaba intercalada con versos introductorios sobre el negro. El equipo A. Iker Jiménez. El negro de Banyoles va a Frankfurt de vez en cuando, Bambino prefabricado e tecnologico. Cola Cao Cola Cao y al quite. Jean Martin se sitúa en el centro, pronuncia unos vocablos y se quita la máscara porque hablará de un hombre maltratado. Conviene desprenderse de la careta y avanzar sin miedo por el camino marcado. La gente suele apreciar más el conjunto actual, lo ve menos disperso, más claro. Nos alegramos porque esa es nuestra intención. Transmitimos un mensaje con la suite, la música y la danza. Jean narra y Lola lo hace con sus bailes que intentan representar el sentido de los versos. Con esa dinámica todo sigue una senda nítida, dividida con rotundidad en cada parte mediante elementos que ayudan a la comprensión, de la tragedia del bosquimano en 1830 hasta su último descanso en una lápida que los chiquillos usan para jugar a fútbol. No les sirve de nada a los africanos crear símbolos morales porque lo que ven en la televisión es el maná de las camisetas de los jugadores, sueño de bonanza que el maltrato a un antepasado no cancela, porque al fin y al cabo todo es salir de la miseria. El show aborda el tema siguiendo un estricto orden cronológico. Después de los hermanos Verreaux surge París, una danza a ritmo de acordeón y piano. Llega Barcelona, Francesc Darder quiere vender el negro en el novedades. Farsa humana. El confeti da una irónica sensación festiva, el público sonríe, capta y atiende. De la capital catalana Banyoles, setenta años en conserva mientras el pueblo negro crecía entre medallas, soldados, derechos civiles y gestos heroicos que pasaban desapercibidos en ese museo comarcal donde se perpetuaba el oprobio. La música experimental del momento confiere un ritmo temeroso, incertidumbre que parece esfumarse cuando aterrizamos en las Olimpiadas del 92, instante crucial, bisagra del evento al confirmar lo que intuíamos, hipocresía en mayúsculas de los mandamases para con el hombre disecado, recluido, otra vez más, quince días en un almacén para que las cámaras evitaran constatar el racismo porque lo que importaba eran las medallas y el tránsito de ciudad provinciana a supuesta referencia mundial. Suena la cobi troupe, hay una pausa. Silencio. Mairena suelta su joya de cuando veo una peli de porno se me pone el coño como un horno. Aplausos. Lola Farigola continúa ejecutando su implacable y sutil mosaico. Jean coge el monopatín, luchan por él, ríen. Ha llegado el adiós, viaje que en el escenario reluce locura. El confeti cae sobre el micro, Lola circula con el cachivache de devoción made in MACBA. Aceleraciones. El negro ha entrado en el metro y se topa con un retrasado mental que vivió un hermoso e irrepetible romance con una tal Cristina. Tú eres Cristina. En nuestro debut de 2011 esta fue la parte que más flaqueo porque no supimos emitir bien su mensaje. Esta vez usamos una técnica casi felliniana y procedimos a desfilar con la cabeza verde en un palo donde indicaba claramente que transportábamos a Cristina. Todos lo fueron, todos fueron señalados con el dedo inquisidor de Jean, ya sudando, cómodo porque se acercaba la cumbre que en esta ocasión salió redonda. Nace el amor. El bosquimano se despide de la moreneta en un privado del aeropuerto. Los dos Performers dieron lo máximo, clavaron la love story y prometen hacerlo aún mejor. Los arrumacos ceden paso a la pregunta. ¿Cómo es que había más monjas que negros? Esta sección nos encanta y queremos que el público la siente e interactúe, bien sea con un flashmob, bien con un sorteo. Subieron dos valientes al escenario y contaron la ocasión, extraña hace décadas, en que vieron por vez primera a un negro. Raquel ganó un gato chino, Dani un mono vestido con la camiseta del barça. Risas, aplausos.




El último trecho relaja y apuntala. Salta la melodía que denuncia el asco de un entierro con honores de jefe de estado mientras la tribu de nuestro protagonista es deportada de sus propias tierras porque los diamantes son los mejores amigos de la mujer y el dinero es lo que cuenta. Himnos nazis, Marylin y una caja con los restos del negro tras su disección en el anatómico forense de Madrid. Penúltimo acorde, último arrebato. El balompié lo puede todo. Jean Martin se desnuda, se metamorfosea en futbolista. No lo fichará ningún club, pero mejora su técnica. Reverencia al respetable. The end.

Ahora, a diferencia de otros años, la sobreexcitación sigue después de tanta intensidad, aunque tiene otro calado, bordea zonas que asoman más maduras. Los espectadores salen satisfechos, reflexionan y alaban. El estrépito quizá es menor, pero la mente retiene y no puede escapar a la solidez con la que se viste el traje, alegre por notar un impulso muy fuerte, casi infinito.



Loopoesia es amor

viernes, 25 de febrero de 2011

Sábado 26 de febrero, 22 horas, Loopoesia en el Macondo Bar



Sí, volvemos al mítico lugar de la misa loopoética, y lo hacemos, una semana antes de nuestro cumpleaños, con un show GRATIS, aquí la info.

Loopoesia en el Macondo Bar

Sábado 26 de febrero, 22 horas

Bar Macondo

C/Conca 21

Metro Guinardó L4 Camp de l'Arpa L5


Loopoesia es amor

domingo, 20 de febrero de 2011

Suite loopoética 2011 dedicada al Negro de Banyoles



Suite loopoética 2011: El negro de Banyoles, por Jordi Corominas i Julián


A beginning

Ella bebe las lágrimas vertidas en un cuenco
de barro, tierra de piel sagrada, amasijo
circular entre Vaal y Orange, ruta
natural que los blancos profanan en el comercio
de una tumba vigilada tras el último suspiro.

Dicen que robaron mi cadáver, ensalzan su heroísmo
nocturno para mitigar galas cobardías de camellos
decimonónicos, cinéticos científicos que hacían su agosto
en Sudáfrica por mor de primacías raciales, hermanos
beodos recogiendo desechos humanos en campos de batalla
guiados por óptimos difuntos, negra carne que eviscerar
y exhibir estática para ahuyentar el peligro cazando mamíferos.

Corría 1830, tenía 27 años. Se hacían llamar naturalistas, taxonomizaban
lo exótico, taxidermizaban inferioridades de su desconocimiento
decolorando con recetas infalibles que me aplicaron en Ciudad
del Cabo, antípoda de mi destino, cuna de la receta para preservar
el pigmento.

Alcanfor, cinco onzas,
arsénico en polvo, dos libras,
jabón blanco, tres peonzas,
sal tártara, doce cocochas,
cal en polvo, cuatro jerigonzas.

Metal y clavos,
vidrio en los ojos,
paja en el torso,
relleno de escroto,
betún en mi esencia,
alambre y madera en la columna
para mantener erguida la farsa,
taparrabos naranja, pedestales y penachos plumíferos
de rey de la jungla, caricatura del ser que un día fui
hasta el trance hacia el juguete de pasarela, disecado,

El viaje

embarcándome en la despensa del paquebote,
Lucullus, Astrolabe, Zelée, Favorite
con ranas, cráneos, avestruces, leones,
Plantas, crustáceos, reptiles, hotentotes,
Bosquimanos y yo, el bechuana, yendo
del origen al Viejo Mundo bordeando colonias
e Iberias para alcanzar luces lutécicas, desembarcar
y ser expuesto en el salón de un barón donde levitas
burguesas hexagonales aplaudían la entereza de mi ficción,
relamiéndose por ser adalides de la civilización,
anunciando en periódicos constitucionales
la llegada de la atracción en casa del guardián
de la moral, dueño de migajas para lavar su conciencia.

Luego me transportaron a los Vosgos, fui vecino de
Víctor Hugo y Teophile Gautier, penando
en el escaparate de un mundo que sólo
cerraba en domingo y creía sin misa fotográfica en el progreso
como una feria turulata del cinismo,
parada de los monstruos sin carné ni
espíritu badimo en la ultratumba, diversión
de miserables en urnas revolucionarias
1848, 1870
para venderme al mejor postor,

El catalán

huyeron los cerrajeros,
uno en el imperio, otro en la comuna
depositándome en la puerta
de alguien que amaba cuarenta y seis sonatas
de Bach en su gabinete de curiosidades, decore
su hogar con insectos y nutrias, deje que Verne
escriba sobre el salvaje, proponga a Rimbaud
borracho la aventura de emularlo, al final
un catalán aficionado a los dardos se llevará
la palma durmiendo en hoteles de España y América,
en Orsay aún no es tiempo de arte y el reloj aguarda
Barcelona para fomentar el negocio ornando al rey francés
con monedas a incrementar en el Principado


La exposición

ensanchado en su barriga por lo Universal del 88, magno reclamo,
Ciutadella, Arco de triunfo, monos del parque, geología al pormenor,
mutación, escepticismo y fervor,
acudan al Paseo de Gracia con Caspe, crucen el billar del café Novedades,
admiren colecciones antropológicas, anatomía natural y patológica,
¡Hay un cafre meridional!
adquiéranlo por siete mil quinientas pesetas, su mujer lo usará de florero,
el niño y el perro tendrán compañero de juego y usted, caballero
un digno perchero con arpón para colgar el sombrero.

Nadie me quiso,

Antes de la vitrina

arriaron los fastos, derrumbaron hoteles, más se perdió
en Cuba pero ganaron nacionalismo, potenciando lo suyo,
despreciando lo ajeno, atándose ligueros
para amortizar su industria, Colón en barretina
No entendía rojo y negro del Paralelo,
Semana trágica, music hall proletario
exiliado del camposanto donde reposaban en panteones
prohombres petrificados por inyecciones en el almacén
de mi trentenal secuestro previo al traslado
junto al monstruo del lago,


El traslado

inédita criatura del abismo submarino,
réplica provinciana del mito escocés
acurrucada en planos estaños, mudez
rural agradecida al Frankenstein delaonion
por donar perversiones genéticas, aliento
al horror momificado en aras de estudio
para que los niños pudieran aprender
entresijos de la naturaleza
en un zoo hermético de cartón piedra.

En mi vitrina me designaron objeto 1004,
como el número gratuito de telefónica,
como una cláusula de rescisión futbolística,
era la momia de los billetes, fuente pecuniaria
monocroma, parada, eterna en mi postura
desinformada, estéril oasis, cronología.

Lafayette bayoneteando alemanes,
Josephine Baker en el Folies Bergère,
Jesse Owens humillando oros a Hitler,
Señoritas escarlatas, Sam en Normandia,
Rosa Parks, Little Rock, Ray Charles, Bikila descalzo,
independencias perfumadas, Marchas sobre Washington,
derechos civiles
y la absoluta desidia de darme lustre cada noche
para quitarme polvo en un ancla
que de las trincheras absorbió falanges,
suecas y hermanos con la cabeza gacha
al contemplarme en un patético villorrio
que me acogió como símbolo,
enchironada mona de pascua, caganer de mercadillo,
amenidad de pesebre embalsamada para
alegrar hogueras y villancicos
desconsiderados con Caronte,

1992

su Averno quería comandancias mafiosas
en sedes suizas, Babilonias olímpicas, cinco aros
para desentumecer grisicitudes, cantar himnos hipotecarios,
sentar bases para el eslogan y poner guapa a la puta
que con tanto fornicio destierra ciudadanos. Ya se sabe,
el extranjero paga más y mejor, adiós muy buenas,
dos semanas de himnos, fascismo deportivo, lucro televisivo,
rameras remotas que el remo agitó en mis dominios escandalizados
por un Doctor que firmó mi certificado de defunción ante
el retraso del cartero en la devolución del paquete,
extraviado en fariseísmos globales de paz y una igualdad
que sedimenta con cautela sus escombros en una homérica esquina,
ángulo ciego de su proverbial hipocresía .

Trastienda (agonía)

Al apagarse el pebetero del monte judío
la música volvió a su cajita, la otra parte
tuvo anemia de boicot y esperé otro largo lustro
hasta mi suplantación por un vídeo en el museo,
tecnología catapultándome a una trastienda
roñosa donde señoras de la limpieza
se asustaban, ratas y murciélagos, compañía
capaz de burlar al capataz que consignaba
mi agonía al aire acondicionado
de la cosa pública, rendida en el noventa y siete
al aburrimiento burocrático de vomitarme
al continente que engendró al bípedo elemental,

La penúltima humillación

liendre que en determinadas latitudes
se obceca en torpes maniobras carcamales
empacándome en camiones de mercancías,
emparedado en soeces maderas, vigor de ataúdes,
atávicos asfaltos temblorosos, erróneo suelo
irregular, Sagrera, rueda pinchada, dos porteadores
aupándome, tránsito de subsuelo, escaleras descendentes,
cuchicheos, máquinas expendedoras, próxima estación,
ladridos, vacua seguridad, eximio vagón,
no fumis al metro, malos humos, colectivo individualizado,
quiebra en la mediocridad del circo urbano
por la verborrea de un disminuido psíquico
que en el tubo vislumbró la inmensidad del amor
retenido en un reducto de su prehistoria que captó
el único instante, sala de mapas vaticana
en la insignificancia del desdén con doble moral.

El vacío

Tú eres Cristina
No
Tú eres Cristina

Tú eres Cristina
Aléjese
Tú eres Cristina
Me molesta
Tú eres Cristina
Mucha chusma
Tú eres Cristina
Me das pena
Tú eres Cristina
¿Y el cotolengo?
Tú Eres Cristina
Toma un caramelo
Tú Eres Cristina
Llamaré a la policía
Tú eres Cristina
No soy racista, pero…
Tú Eres Cristina
Hendricks
Tú eres Cristina
¡Ni se te ocurra!
Tú Eres Cristina
Je ne comprends pas
Tú eres Cristina
Hare krishna
Tú eres Cristina
Gilipollas de mierda
Tú eres Cristina
Mandril
Tú eres Cristina
Asco
Tú eres Cristina
Vete al Pryca
Tú eres Cristina
Grima
Tú eres Cristina
Yo soy Isabel la Católica
Tú eres Cristina
Impresentable
Tú eres Cristina
Mócate niñato
Tú eres Cristina
Pírate capullo
Tú eres Cristina
¿Qué quedo del darwinismo?

Bajó en la periferia, siempre quedarán
apestados que apuntar con el dedo
y calmar vuestras neurosis, siempre un cabeza
de turco dará fe del miedo occidental al
extraño, abrupta deformidad que aceptáis
llenándoos la boca de tolerancia
ornamentada en un bonito púlpito
con estatuillas, blasones distintivos
para apaciguar un malestar que os carcome
en la pocilga inconsciente de la tradición,

Sacra conversazione

La moreneta era mi novia,
no, era tu amiga con derecho a roce,
telepatía sacrosanta, romance en conserva,
velas virginales, cima mística
nos privaron de ser un dúo pimpinela
ojala bailáramos, Moulin Rouge
Come what may…
untarte mermelada en tu beatitud,
que me clavaras la lanza en la sacristía,
lamento la dureza de las despedidas,
pero regreso cuando otros aterrizan
para ocupar mi trono en el low cost
de la esclavitud posmoderna enladrillados
en la culpa que alimente barrigas y sombreros de copa
y dé otros créditos diametralmente opuestos al
de tu ostracismo sin Dios, amén,
¿Cómo es que había más monjas que negros?

Autopsia

con su pan se lo coman, en Madrid
una forense diseccionó lo auténtico de mi carcasa,
testa y tibias, ridículo féretro
que en Botswana sentó como unos callos
a las siete de la mañana, vergüenza histórica
matizada con honores de jefe estatal, capilla ardiente
El negro era de España
vino con un aeroplano de los bóers
y una lápida con faltas de ortografía
rememorando una injusticia redundante,
irremediable por mucho que mis huesos descansen
en un hoyo inabarcable, veneráis el boato
persiguiendo bosquimanos porque los diamantes
son los mejores amigos de la mujer
y no hay reserva que valga, es más práctico
emplear genocidios, cortar suministros
acuíferos, cancelar curtidas propiedades intangibles
y traicionar la raíz en la homologación del cangrejo
que se chuta Alzheimer, minotauro del laberinto
en la plataforma de un íncubo cúbico llamado Historia,

The end

Drogba, Emana, Weah, Milla,
un decenio después del sepelio soy un córner
futbolístico, verticalidad ágrafa, amnesia,
prescripción médica de merchandising
en las camisetas de los jugadores,
Incautos metecos que en la adoración
a sus ídolos sedan la ética acumulando
basura en el saque, navajas, caramelos,
y cucharas que en el consumo consuman
el epitafio porque sus sabios diagnostican
que el futuro no tiene ayer.

viernes, 18 de febrero de 2011

Loopoesia+Barça de Guardiola+ La Vanguardia



Esta extraña combinación os sorprenderá el martes en La Vanguardia Digital, pensad en los tres elementos, es posible que os cueste dar con la tecla hermanadora del triunvirato.


Loopoesia es amor

jueves, 17 de febrero de 2011

Crónica del show loopoético en el Freedonia,10 de febrero de 2011











Si algo nos gusta en Loopoesia es la capacidad que tiene el proyecto de transformarse y cambiar. Este año nuestra apuesta se centra ne ofrecer un espectáculo completamente diferente. En otros tiempos ofrecimos nuevos poemarios. Eran nuestra novedad, como si el cambio de dígito en el calendario fuera la oportunidad para presentar un disco diferente. En noviembre de 2010 preparamos la metamorfosis arriesgando con la misa loopoética, un show totalmente distinto a lo visto anteriormente, tanto por estructura como por contenido. Las performances de nuestro bienio inicial se modificaban con facilidad manteniendo una esencia escénica y, si me apuran, de objetos representativos, por lo que urgía revolucionarnos.



En verano empezamos a pensar el nuevo tema. La primera idea fue escribir una suite que viajara en metro y enlazara los versos con las estaciones. Sin embargo, la mente pedía otra cosa. El negro de Banyoles era uno de nuestros iconos, y claro, ya se sabe que el roce hace el cariño. Jordi Corominas se empapó de su historia, contagió a Laura Fillola y desde ése instante todo fue ponerse manos a la obra, documentarse, contrastar e imaginar una suite loopoética que contará con pelos y señales las vivencias del pobre bosquimano disecado que penó más de 170 años hasta reposar en un sepulcro que los jóvenes de Gaborone (Botswana) usan como corner para jugar al fútbol. Los símbolos desaparecen y la velocidad del balón monetario, sueño de fuga, se impone.




Corominas se reunió con Jean Martin du Bruit en enero de 2011 tras culminar el poemario. El enmascarado se juntó con Lola Farigola y esperaron acontecimientos. El anónimo toledano estaba desaparecido, por lo que Du Bruit compuso la música que acompaña a los poemas. El negro es llamado eufemísticamente hombre de color. Pues bien. Policromía. Maniquíes, demasiado caros. Los homínidos son cerdos que tratan a otros como gorrinos. Imágenes naranjas, verdes, amarillas, no en plan pastillas, sino como reclamo escénico metafórico. Un esqueleto colgando. Proyecciones. Un balón de fútbol. Un monopatín. Confeti. Una muñeca rubia alienizada. Paraguas. Un corazón rojo pasión. Elementos para despertar al respetable y permitirle, con 347 imágenes proyectadas que siguen el ritmo discursivo del poemario, sumergirse en una atmósfera desconocida. Sabemos poco del negro, y por eso es grato recordar que muchos espectadores nos agradecieron haber montado una performance donde gestos, bailes y versos acompañan al espectador en un universo que trasciende el racismo y exhibe necedades, evoluciones históricos, inmovilismos crónicos y la constatación de la estupidez occidental, desde el concepto de inferioridad hasta la hipocresía final moldeada a base de simbolismos político-sociales.





El debut en el Freedonia: antes del show



Estábamos nerviosos. Montamos todo con esmero, probamos el sonido, importantísimo al ser inédito porque ignorábamos su efecto en el escenario, y salimos a tomar unas cervezas. Free Fall Man nos precedió con su rock bluesero, agitando mientras la sala esperaba llenarse. Era jueves. El Freedonia tiene un local para actuaciones increíble y Coke es un crack. Abrimos taquilla. La música sonaba. Iba llegando gente, 40 dentro, 20 fuera, esperando quien sabe qué. Jean Martin, nervioso, vio que un nutrido grupo iba a colarse cuando cerrara la billetería y estalló. No es bonito acceder al espectáculo en el momento en que no se cobra, es oportunista y una evidente falta de respeto a los que ya han pagado. También para los otros grupos. Esta falta imperdonable, son cosas que uno se guarda y no debe mencionar así con personas ansiosas por divertirse, aumentó los decibelios. Jean, enmascarado pero con un traje negro combinado con camisa amarilla, distendió el ambiente durante cinco acelerados minutos, se calmó entrando en calor y procedió al ritual de pedir silencio para anunciar el inminente estallido de los fuegos.






El show: El negro de Banyoles in the sky with Diamonds

¡,3,4,2,4,3,2,4,1,2,4,3,1! BOOM! Una explosión sacudió la sala. Lola Farigola transportaba los objetos loopoéticos de 2011 mientras la música iba de Iker Jiménez pronunciando crispado el nombre del protagonista de la velada y la voz grabada de Jean, con la melodía del equipo A de fondo, advertía de lo que se avecinaba. Cerdos, monopatines, balones, bailes, delirios. Cinco minutos, un poema del negro en Frankfurt, Cola-cao y adiós introducciones. Jean fue al micro, Lola se relajó, se produjo una minúscula pausa y sorpresa. El enmascarado dejó de serlo alegando que habíha venido para hablar de un hombre maltrato por esos hombres, y por eso debía ponerse a la altura y comentar sin intermediaciones que ocultaran. Situó al respetable en 1830, contó las teorías sobre el robo del cadáver del bosquimano, narró el proceso de embalsamación, la corrupción del cuerpo- la columna de alambre, el torso embetunado y rellenado con serrín, los ojos de vidrio- y el tránsito hacia su futura aventura marítima camino de Francia. Se retiró del micro e irrumpió Farigola, soberbia como siempre, dinámica y entusiasmada al tener, la gente te sentó, mucho espacio para moverse. De África pasamos a París, de París a Barcelona. La estructura está meditada para que el público entre en la historia mediante la síntesis de las explicaciones que dan paso a los poemas grabados que danza Farigola interpretando con sus gestos el sentimiento que impregna la historia en cada punto tratado. La continuidad sale natural y el refuerzo escénico, desde el confeti de la expo universal de 1888 hasta el monopatín del viaje de retorno, catapulta el show hacia un no parar más pausado pese a su velocidad. El único gran error del primer día de la nueva performance fue el excesivo dispararse de Jean Martin. Seguramente, podemos estresar, los asistentes hubiesen agradecido un paréntesis entre tanta energía. Tomamos nota, porque así también favoreceremos la concentración. Queremos risas, aunque sobre todo queremos que quien venga piense a través de nuestra mezcla entre poesía, danza, música, teatro y audiovisual, que las ideas exprimidas floten en su cabeza para formular preguntas y desear asimilar lo visto, bien sea repitiendo la experiencia, bien cuestionándose detalles más allá de lo casual.






Íbamos como la seda, la melodía funcionaba y aún faltaban los platos fuertes. Podéis observar que no estamos desvelando tampoco mucho. Si lees esto y nos viste comenta aquí tus recuerdos. Se agradecerá. Nosotros los tenemos, pero estábamos obsesionados por el cumplimiento de la estructura, la cuadratura del círculo en el debut. La primera parte es tranquila e intensa, no puede ser de otro modo. El negro malvive en una vitrina de Banyoles durante 76 años. Su raza progresa mientras permanece enclaustrado para que turistas y niños visiten su estampa. Stockhausen, Shining, la Internacional. Siglo XX. Llegan las Olimpiadas del 92 y su destino atisba despedida. Un camión de mercancías quiere depositar su pantomima en el aeropuerto antes de su envío a Botswana. Hay un accidente. Veneeciaaaaaaaaaaa. Desquicio.








Bajan al metro, donde un retrasado mental, miedo a lo exótico en versión posmoderna, aterroriza a los concurrentes con una frase. Tú eres Cristina. Único amor en su vida, tragedia de la minucia. La música vira, se rebela y refleja el viaje interior del chico. El negro calla un momento y en el check in reza para que aparezca su novia, la moreneta. Ambos se encuentran para darse un último beso, les precede Pimpinela, les acompaña Love story. El vuelo parte y una pregunta surca la superficie. ¿Cómo es que había más monjas que negros? La infancia y ése país atrasado con resaca franquista. El bucle aspira a que participéis relatando en vivo vuestra pérdida de virginidad visual en la España de charanga y pandereta que guió nuestro crecimiento. Esta vez nadie se atrevió y marcamos el ritmo con Thriller hasta llegar al retorno del negro y la falsedad de tanto honor cuando deportan a los de su tribu porque residen en reservas repletas de diamante. Hitler+Marylin y la conclusión, otros cinco minutos muy futbolísticos del que no desvelaremos nada. Pasaros por Loopoesia, escuchad la mezcla, dejaros seducir por el baile de Lola Farigola y el púlpito cercano de Jean Martin. El negro os quiere. Somos amor.

Agradacimientos infinitos a Juanma Vive por sus maravillosas fotos.





El próximo show loopoético se celebrará en el Bar Macondo el sábado 26 febrero a las 22 horas. Gratis. Sed puntualesJ)




Loopoesia es amor

lunes, 14 de febrero de 2011

Primeras fotos del show loopoético dedicado al negro de Banyoles (Freedonia 10-2-2011)





A cargo de Daniel Jándula, a quien estamos muy agradecidos. En breve publicaremos la crónica con más imágenes de esta primera velada en la que disfrutamos muchísimo. Promete ser un mes de muchas alegrías loopoéticas, os mantendremos informados.




Y Jean Martin se quito la máscara protegido por Lola Farigola, sonriente....




La velocidad era una constante



El público, al que agradecemos su apoyo, se lo pasó en grande

miércoles, 9 de febrero de 2011

Jueves 10 de febrero, Free Fall Man+Loopoesia en el Freedonia




El jueves diez de febrero será un día muy especial para Loopoesia. Estrenamos nuestro nuevo show de 2011 basado en el Negro de Banyoles y lo haremos acompañados de un grupo increíble: Free Fall Man.

A continuación pasamos a detallaros la información del evento


Free Fall Man +Loopoesia

Jueves 10 de febrero, puertas abiertas a las 21:00

Freedonia

C/ Lleialtat 6

Metro: Sant Antoni/ Paral.lel

Contribución a los artistas: 4 euros




Loopoesia es amor


jueves, 3 de febrero de 2011

Calendario loopoético febrero-marzo 2011




Os informamos de nuestras próximas actuaciones


1.- Loopoesia 2011 debuta en Freedonia, Carrer Lleialtat seis, el jueves diez a partir de las 22 horas. Aún tenemos pendientes nuestros invitados, músicos de calidad.

2.- La segunda cita es el 26 de febrero, también a partir de las diez, en el Macondo Bar, Calle Conca 21. Metros: L4 Guinardó, L5 Camp de l'Arpa

3.- El 4 de marzo celebramos nuestro segundo cumpleaños en el Inusual Project, Calle de la Paloma 5, Metro Universidad. Actuarán con nosotros, ya informaremos, grupos de excepción.

4.- Cerraremos estos dos primeros meses en el emblemático La papa, en Carrer Tapioles 12, justo al lado de Poble Sec. ¿La fecha? San José, 19 de marzo.


Loopoesia es amor