martes, 18 de enero de 2011
Loopoesia 2011 y el Negro de Banyoles
¡feliz año a todos!
Hemos estado inactivos por el blog durante más de un mes pero tenemos nuestros motivos. 2011 es un momento de cambio loopoético: alteraremos todo, desde lo escénico hasta, siempre lo hacemos, el poemario y la música. La suite de estos 12 meses estará dedicada al Negro de Banyoles. Os ofrecemos en exclusiva el primer poema. Los demás aparecerán a principios de febrero en Panfleto Calidoscopio
Ella bebe las lágrimas vertidas en un cuenco
de barro, tierra de piel sagrada, amasijo
circular entre Vaal y Orange, ruta
natural que los blancos profanan en el comercio
de una tumba vigilada tras el último suspiro.
Dicen que robaron mi cadáver, ensalzan su heroísmo
nocturno para mitigar galas cobardías de camellos
decimonónicos, cinéticos científicos que hacían su Agosto
en Sudáfrica por mor de primacías raciales, hermanos
beodos recogiendo desechos humanos en campos de batalla
guiados por óptimos difuntos, negra carne que eviscerar
y exhibir estática para ahuyentar el peligro cazando mamíferos.
Corría 1830, tenía 27 años. Se hacían llamar naturalistas, taxonomizaban
lo exótico, taxidermizaban inferioridades de su desconocimiento
decolorando con recetas infalibles que me aplicaron en Ciudad
del Cabo, antípoda de mi destino, cuna de la receta para preservar
el pigmento.
Alcanfor, cinco onzas
arsénico en polvo, dos libras
jabón blanco, tres peonzas
sal tártara, doce cocochas
cal en polvo, cuatro jerigonzas.
Metal y clavos,
vidrio en los ojos
paja en el torso
relleno de escroto,
betún en mi esencia,
alambre y madera en la columna
para mantener erguida la farsa,
taparrabos naranja, pedestales y penachos plumíferos
de rey de la jungla, caricatura del ser que un día fui
hasta el trance hacia el juguete de pasarela, disecado
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